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Diálogo en torno a la "Seguridad Alimentaria: Los desafíos en tiempos de COVID-19"

Cuatro expertos plantearon reflexiones y recomendaciones para garantizar la Seguridad Alimentaria de los bolivianos durante y después de la pandemia debida al COVID-19. El Conversatorio online “Seguridad Alimentaria: Los desafíos en tiempos de COVID-19” planteó miradas desde la agricultura sostenible, las tecnologías, los desafíos del mercado y la gastronomía, ámbitos donde ya se está trabajando para evitar que la pandemia derive en una crisis alimentaria.

A iniciativa del Grupo de Comunicación del Equipo Humanitario País, el Conversatorio contó con las exposiciones deTheodor Friedrich, Representante de la FAO en Bolivia; Shirley Pazos, líder del programa Agricultura de Practical Action (Soluciones Prácticas);Sandra Nisttahusz, directora de Mercados Inclusivos de Swisscontact; yAriel Tito, Coordinador de Manqa - ICCO Cooperación.

El encuentro buscó responder preguntas fundamentales. ¿Cuál es el impacto del COVID-19 en la producción alimentaria, las cadenas de suministro agrícola, pesquera y acuícola y los mercados? ¿Cómo afectará la pandemia a la demanda de alimentos? ¿Cómo afecta o afectará la pandemia a los precios de los alimentos? ¿Cómo podemos evitar o reducir el riesgo de una crisis alimentaria?

Estas son las preocupaciones que hoy son puestas en la mesa de este Conversatorio para que los expertos, desde sus diferentes ámbitos de trabajo, nos ayuden a identificar los desafíos y también las oportunidades que trae la pandemia para la Seguridad Alimentaria en Bolivia.

Agricultura Sostenible: Los desafíos actuales

Para Friedrich, la pandemia llega en un momento en que otras crisis ya significaban una amenaza para la agricultura y la alimentación: el cambio climático, la degradación de los suelos y el agua, recursos que son esenciales para la producción agrícola. A medida que el virus se propaga y los casos aumentan, los agricultores están siendo puestos a prueba y sometidos a tensión porque no pueden movilizarse para sacar sus productos a los mercados como lo hacían regularmente, no pueden acceder a sus insumos de producción y, fundamentalmente, están en riesgo porque, después de los médicos, policías y militares, son ellos quienes están en segunda línea de exposición al COVID-19.

Se ha visto en otras crisis debidas a enfermedades una afectación grande porque los campesinos no pudieron cultivar o vender sus cosechas y hubo escasez de mano de obra. El impacto nutricional se atribuyó sobre todo a la reducción del acceso a los alimentos, impulsado por una caída de la actividad económica que redujo el poder adquisitivo de las familias. Estas importantes lecciones nos hacen afirmar que, si bien las necesidades sanitarias son una preocupación urgente y primordial, no podemos descuidar los medios de subsistencia y los aspectos productivos para la seguridad alimentaria. Y, en ese contexto es el momento preciso para impulsar acciones sostenibles y amigables con el medio ambiente, lo que es posible a través de la intensificación sostenible de la producción de alimentos. Esto significa aprovechar las tecnologías disponibles para producir más, pero sin degradar el medio ambiente, por el contrario, recuperando los servicios ambientales, dijo el Representante de la FAO en Bolivia.

Tecnologías para la recuperación de medios de vida productivos

Por su parte, Pazos sostuvo que los cierres de fronteras, las cuarentenas y las interrupciones de los mercados, la cadena de suministro y el comercio podrían limitar el acceso de las personas a fuentes de alimentos suficientes, diversas y nutritivas, en especial en los países, como Perú y Bolivia, que ya sufrían niveles elevados de inseguridad alimentaria.

En cualquier escenario, los más afectados son las comunidades y los pequeños productores. Ya hemos escuchado sobre comunidades especialmente indígenas, que se han aislado o encapsulado voluntariamente para evitar el contagio, y de pérdidas en la cosecha de los pequeños productores lo que incide directamente en sus ingresos y por tanto en la posibilidad de acceder a alimentos. Sin embargo, esta pandemia, también es una oportunidad para demostrar que las personas tenemos la capacidad de adaptarnos, responder oportunamente y asumir nuevos desafíos cuando se trata de gestionar nuestro propio riesgo. Frente a múltiples amenazas, necesitamos soluciones innovadoras que den respuesta a esta y otras problemáticas.

Según Shirley Pazos, en este escenario, las tecnologías apropiadas se constituyen en herramientas potenciales para la recuperación de medios de vida productivos, así como para la construcción y/o fortalecimiento de comunidades resilientes.

Desafíos de los sistemas de mercado

A su turno, Nisttahusz señaló que para que los alimentos permanezcan disponibles aún ahora en época de cuarentena se necesita abordar a los sistemas agro-alimentarios como estructuras complejas en cuyo centro están las familias, las asociaciones y las empresas. Son ellos quienes interactúan en los mercados de servicios, de tecnologías y de insumos, probablemente en condiciones desiguales, pero con la determinada intención de que los ciclos productivos no se detengan, hoy más que nunca.

En ese escenario la agricultura familiar es un subsistema de importancia vital para sus municipios y también para la economía y seguridad alimentaria de un país como el nuestro. “Ahora, y muy a pesar del nuevo escenario que nos toca vivir, nos toca retomar el recurrente desafío: ¿podemos diseñar o darle continuidad a políticas públicas nacionales y municipales en ese sentido? Para lograr mejores ingresos y empleos dignos”, dijo Nisttahusz.

Gastronomía para el desarrollo rural y la seguridad alimentaria

Finalmente, Ariel Tito planteó que el desarrollo e interés por la gastronomía ha aumentado durante la última década en Bolivia y Latinoamérica. Los alimentos, las dietas y las prácticas culturales tradicionales representan un fuerte impulsor de orgullo e identidad cultural. El conjunto de alimentos y usos culinarios propios de un determinado lugar es una expresión más de la diversidad alimentaria, que se refleja en los menús de restaurantes, comida callejera, circuitos turísticos gastronómicos, en los espacios de abastecimiento como los mercados, ferias y otros, donde la presencia de productos de la pequeña agricultura familiar es cada vez más habitual. Este enfoque en la gastronomía puede desempeñar un papel fundamental en el desarrollo sostenible, ya que promociona el desarrollo agrícola, la seguridad alimentaria, la nutrición, la producción sostenible de alimentos y la conservación de la biodiversidad.

La seguridad alimentaria, tiene que ver también, con la disponibilidad y uso adecuado de los alimentos, la capacidad de las personas de satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias al momento de elegir, con el objeto de llevar una vida activa y sana. En ese sentido, la gastronomía desempeña un rol importante a la hora inspirar a personas para que apoyen la producción sostenible de alimentos, adopten dietas saludables y diversificadas y eviten el desperdicio de alimentos. Además, la gastronomía con identidad, que se sustenta en la recuperación y valoración del patrimonio alimentario de cada región, es una oportunidad para el empoderamiento y desarrollo social, económico, cultural y ambiental, dijo Tito.

Fuente:FAO

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